LA SUCIEDAD QUE NO SE VE
Las enseñanzas y técnicas de feng-shui tienen el propósito básico de lograr el flujo armonioso y equilibrado de la energía en los entornos. Pero este arte no trata de los lugares por sí solos, sino también de las personas y de cómo ellas se relacionan con un espacio.
A veces, nos encontramos en lugares donde apenas pasan cinco minutos, comienza a invadirnos una extraña sensación de incomodidad, desagrado, debilidad, nerviosismo, angustia o desesperación, que nos impulsa a retirarnos de allí lo antes posible.
Estas sensaciones negativas que nos invaden en un lugar al poco tiempo de permanecer en él, aunque, a veces, no las sabemos explicar o definir, las reconocemos claramente como ajenas a nuestras emociones personales y las distinguimos como provenientes del entorno.
Aunque no sabemos precisar el origen de estas sensaciones, nuestra mente y nuestro campo energético nos están dando una información de lo que a simple vista no se puede ver, pero sí se siente, ya que entre los seres animados o inanimados se produce constantemente un intercambio energético, y que nos alerta del peligro de la perturbación.
Algunas personas intentan describir las sensaciones que perciben en estos lugares donde se sienten perturbados energéticamente, como lugares donde hay malas vibraciones o energías muy densas.
Vivimos rodeados de un mar de vibraciones con el que interaccionamos permanentemente, ya que el cuerpo humano es también un sistema energético que está captando constantemente todas las energías cósmicas, telúricas y del medio, al tiempo que emite sus propias emanaciones energéticas físicas, mentales, emocionales y áuricas.
Un desequilibrio de la estructura, un bloqueo energético provocado por los muebles, la decoración, el uso incorrecto de los colores, las formas inarmónicas o las malas condiciones de salubridad de una vivienda o local pueden ser fácilmente identificables, con las explicaciones de feng-shui que se han dado hasta ahora; pero hay otro tipo de perturbaciones que afectan al bienestar de las personas, que no son tan visibles como éstas.
Y al margen de las perturbaciones derivadas de las corrientes telúricas y el electromagnetismo, que pueden ser medibles, y a las que ya se ha hecho referencia, en los entornos existen otro tipo de energías distorsionadoras, que aunque no pasan desapercibidas para nuestro campo energético y emocional, son raramente perceptibles por los sentidos físicos.
Estas energías perturbadoras que se escapan a la vista, pero que nos provocan una impresión desagradable provienen de las impregnaciones que quedan en el entorno, producidas por los malos pensamientos, las emociones negativas, las palabras hirientes y dañinas, el sufrimiento de los seres que viven o han vivido el lugar, y las malas influencias que sobre el lugar ejercen otras personas o entidades.
Este tipo de sha chi genera una disminución de la vibración energética del lugar, y se convierte en una perturbación debilitadora y nociva, que nos lleva a experimentar esas sensaciones desagradables y negativas, que podemos sentir aunque nos resulte difícil de explicar, definir o de comprender su procedencia.
Al tratar el tema de la detección de los campos telúricos, se dieron explicaciones acerca del biómetro Bovis, y se comentó que la medida vital para que la vida prospere de forma óptima, con arreglo a este barómetro oscila entre 6.000 y 7.000 unidades bovis.
Cuando un lugar tiene una vibración por debajo de 6.000 unidades bovis nos provoca un debilitamiento, porque por resonancia vibratoria la frecuencia de las personas que permanecen en esos lugares baja a esa frecuencia. Cuanto más baja sea la vibración de un lugar más incómodo nos resultará, y cuanto más tiempo permanezcamos en él más nos perjudicará.
Por esta razón, cuando las impregnaciones de un lugar son muy nocivas o muy abundantes, nuestro instinto de supervivencia hace saltar la alarma y nos apremia a abandonar un lugar que no es favorable para nuestros procesos vitales.
El cuerpo humano es un sistema energético, que está captando constantemente todas las energías cósmicas, telúricas y del medio, al tiempo que libera sus propias emanaciones energéticas.
Las enseñanzas y técnicas de feng-shui tienen el propósito básico de lograr el flujo armonioso y equilibrado de la energía en los entornos, para lograr que resulten favorables y beneficiosos para sus residentes.
Es importante revisar el feng-shui de los lugares en los que permanecemos largos períodos de tiempo, neutralizando o minimizando las fuerzas perturbadoras y aprovechando las que pueden actuar en nuestro beneficio, para crear una atmósfera que realmente nos ayude a proyectarnos mejor, a sentirnos en armonía con nosotros mismos y el entorno.
A veces entramos en un lugar donde la tensión está en el aire o se puede percibir la agresividad en el ambiente; esto es debido a que los acontecimientos, las palabras, los gestos, las emociones y los pensamientos son formas de energía, y las vibraciones de esta energía impregnan el ambiente.
Es lógico pensar que de estas emisiones energéticas quedan remanentes, se adhieren a las paredes, suelos, muebles y objetos del lugar donde se han emitido. De modo que los espacios y los objetos contienen rastros de la energía de los acontecimientos, pensamientos y emociones que han tenido lugar en ellos o con relación a ellos, a modo de memoria energética.
Porque el intercambio energético es bidireccional, los entornos nos afectan y nosotros afectamos a los entornos. Por lo tanto, es conveniente eliminar las vibraciones desequilibradas o negativas que se han emitido en un lugar, en un momento dado, para que no queden rastros de ellas en nuestra interacción con el medio.
De igual modo que sacamos la basura material que se produce en la casa, pues su acumulación resultaría insalubre, es conveniente sacar la basura energética que producimos debido a nuestras tensiones y sufrimientos, pues su acumulación resulta muy perturbadora para nuestra salud física, mental y emocional.
La basura energética también puede llegar del exterior, a través de la influencia de otras personas o entidades, como ocurre con la basura material, que traemos de la calle, introducen las visitas o que generan los ácaros y otros organismos. Si no se limpiará periódicamente una casa, la suciedad acabaría por invadir todos los espacios y contenidos de la casa hasta resultar insalubre e incómoda.
Esto mismo ocurre con la suciedad energética si no se limpia; incluso cuando una casa permanece cerrada mucho tiempo sin actividad, también se genera suciedad material, y es preciso ventilarla y limpiarla antes de habitarla. Lo mismo ocurre a nivel energético, por lo que procede realizar una limpieza energética para que no nos perjudique la suciedad que pudiera haberse generado en la casa.
Las enseñanzas y técnicas de feng-shui tienen el propósito básico de lograr el flujo armonioso y equilibrado de la energía en los entornos, en todos sus aspectos, incluido las interacciones de las personas con el entorno. Por lo tanto, el feng-shui debe ser visto como una herramienta de canalización energética para lograr, a partir de las intenciones reales de cambio y de los pensamientos positivos de los residentes, ambientes armónicos y equilibrados que favorezcan el bienestar deseado y el logro de sus aspiraciones.
LA LIMPIEZA ENERGÉTICA
En todas las culturas se pueden encontrar diversos métodos de limpieza y purificación energética de los lugares y las personas. Estos métodos tratan de eliminar y prevenir las vibraciones desequilibradas, perturbadoras o negativas que impregnan los entornos, los objetos y los campos áuricos personales.
En el feng-shui más tradicional se utilizan métodos, rituales y ceremonias procedentes de la religión derivada del taoísmo y del folclore chino.
En el feng-shui de la secta de los Gorros Negros también se utilizan curas místicas del entorno, denominadas yi y tratan de incrementar y mejorar el chi de un lugar, en los aspectos que están detrás de lo físico, por medio de la armonización y reforzamiento del estado energético de las personas y la meditación.
El yi es una parte intangible del feng-shui que está relacionada con la mente y con aquellas sensaciones que están detrás de nuestras reacciones con respecto al entorno. El yi provee una cura espiritual, es decir, una transformación de la energía negativa en positiva en cualquier lugar o persona.
El yi es un aspecto muy poderoso e ineludible del feng-shui perteneciente a la secta de los Gorros Negros, que ha difundido Li Yun, maestro en la meditación. El yi se utiliza como un refuerzo cuando se hacen curas de feng-shui, introduciendo métodos dé pensamiento positivo mientras se realiza la cura.
También se emplea cuando una cura de feng-shui no puede hacerse materialmente, entonces se utilizan técnicas yi para resolver o ajustar los desequilibrios de un modo metafísico. El yi utiliza en muchos casos la astrología, los sueños, el i ching, las prácticas de meditación y las bendiciones para lograr una mayor comprensión de los sucesos de nuestra vida y para atraer el equilibrio.
El yi es una forma de curación por la fe, del poder que tiene en lo que creemos y, por lo tanto, la intención que se persigue con ellas. La motivación de la persona que la lleva a acabo cobra una gran relevancia en los efectos que se persiguen. De acuerdo con la secta de los Gorros Negros, el yi es una invitación para que las fuerzas naturales positivas entren en la casa o en el negocio.
Dado que en nuestra cultura contamos con una gran abundancia de métodos de limpieza y purificación de lugares y personas, y que algunos métodos yi requieren de la intervención de un experto meditador o de prácticas meditativas de la tradición budista, o resultan muy complejas, a continuación se exponen algunos de los métodos más sencillos y fáciles de aplicar procedentes de nuestra propia tradición cultural o compatibles con ella. No obstante, es interesante tener en cuenta el significado del yi, la trascendencia de las prácticas místicas, para incorporarlas a la luz de nuestras propias técnicas de pensamiento positivo y de nuestras propias prácticas espirituales.
Tener en cuenta la historia de la casa
Los chinos tienen muy en cuenta la historia de una casa antes de trasladarse a ella e intentan informarse acerca de la vida de los anteriores residentes.
Creen que su destino se verá afectado por la casa, igual que afectó a los residentes anteriores, y tratan de ponerse en su piel, ya que en el transcurso de dos o tres años creen que la casa les habrá afectado al punto de adoptar hábitos similares y repetir su fortuna o desgracia.
Cuando van a comprar una casa tienen en cuenta el tipo de sufrimiento o penalidades que han vivido los anteriores residentes -si ha habido divorcios, problemas legales, de salud, económicos…- e intentan adquirir una en la que los anteriores residentes hayan sido prósperos y felices.
En muchos casos, desconfían de las casas «chollo» porque imaginan que algo terrible ha debido ocurrir allí, para que su precio esté devaluado.
Claro que el entorno no es la causa de todos nuestros males, ya que en la gestación de nuestros padecimientos hay otros muchos factores implicados, pero al menos con esta práctica informativa y de observación se pueden evitar algunas influencias que no nos son favorables.
La historia de la casa es algo a tener en cuenta, sobre todo en cuanto a las incidencias que hayan podido tener en los anteriores residentes, por sus desequilibrios estructurales o debido a la nocividad de las corrientes telúricas; otros aspectos son más fácilmente resolubles o neutralizables.
La limpieza energética
Cuando se precisa hacer una limpieza energética profunda en la casa o local, se puede acudir a un profesional para que la lleve acabo, al igual que procedemos en el caso de que la casa o local necesite de una limpieza e higienización general y a fondo en la esfera de lo material, o podemos llevarla a cabo nosotros mismos.
A continuación encontrará las instrucciones necesarias para poder ocuparse de la limpieza energética de su entorno y de su campo energético personal. La tradición esotérica dice que los mejores días para hacer rituales hogareños de limpieza o de protección, y para encender velas de petición o en beneficio de otros, son los martes, jueves y sábados.
Otra cosa que dice la tradición es que a la hora de hacer una limpieza energética es importante llevar la cabeza cubierta con un pañuelo. Algunas personas, entendidas en la materia, incluso recomiendan poner unas gotas de agua de colonia en el pañuelo, a fin de proteger a la persona que realiza la limpieza.
Esto no tiene nada de extraño, pues cuando procedemos a realizar una limpieza a fondo en el plano físico y material de una casa, si no queremos resultar manchados también debemos cubrirnos la cabeza. En realidad, cuando emprendemos la limpieza física de una casa que ha estado cerrada mucho tiempo o hace mucho que no se limpia, procuramos ponernos una ropa especial y usar guantes para no destrozar nuestra ropa habitual y mancharnos lo menos posible.
Al finalizar la tarea procedemos a ducharnos o a bañarnos para refrescarnos y eliminar cualquier suciedad que haya podido filtrarse.
Pues de este mismo modo se debe proceder al realizar una limpieza energética, para simbolizar que nos protegemos de la suciedad invisible que no podríamos ver cómo nos ensucia. Del mismo modo que los profesionales de la limpieza se ponen un mono o una bata para llevar a cabo su trabajo, algunas personas expertas en temas de energías sutiles utilizan túnicas blancas para llevar a cabo las limpiezas.
Pero, en realidad, puede ser suficiente ponerse guantes, de cualquier tipo, aunque los desechables resultan muy apropiados para esta labor, un pañuelo blanco en la cabeza y unos calcetines blancos de algodón.
Con respecto al resto de la vestimenta lo más importante es quitarse el atuendo una vez completada la limpieza energética y echarlo a lavar. Y del mismo modo que nos aseamos después de hacer la limpieza física de un lugar, también es vital concedernos una ducha o baño personal a este nivel energético.
Antes de proceder a la limpieza energética propiamente dicha, será necesario realizar una limpieza material al modo que acostumbre. A la hora de hacer una limpieza energética es importante tener en cuenta que debe hacerse de dentro hacia fuera, es decir del fondo de la casa hacia la parte más exterior.
Que al iniciar una limpieza tanto las de tipo físico como las energéticas, es conveniente que haya, al menos durante los primeros momentos, música fuerte de tambores o cualquier otro ruido, porque el ruido es energía de trueno que se relaciona con el movimiento y los nuevos comienzos.
Resulta muy auspicioso que durante la limpieza energética suenen cantos gregorianos o música sacra, así como cantar o poner música durante cualquier tipo de limpieza física. También conviene, al inicio de una limpieza energética, encender una vela blanca, ya que representa la energía de fuego y ésta está asociada a la energía de la iluminación y la luz interior. La vela deberá colocarse en un lugar seguro pues conviene que se consuma por entero una vez prendida.
La limpieza energética de un lugar no se considera acabada hasta que el lugar haya quedado completamente ventilado, por lo que tras llevar a cabo cualquier ritual de limpieza debe procederse a abrir las puertas y ventanas y dejar pasar un período de tiempo razonable para que haya sido aireado.
En este sentido, es mejor realizar las limpiezas por la mañana para que pueda entrar el sol junto con el aire, una vez acabada la tarea. También es conveniente quedarse fuera de la casa durante este período de ventilación.
Por último, hay que tener en cuenta a la hora de realizar una limpieza energética el propósito que se persigue, la intención y la motivación que hay detrás de nuestros actos, e incluso según las creencias de cada uno puede acompañarse la limpieza con oraciones, mantras o afirmaciones.
Las limpiezas energéticas se aplican de forma general al global de una casa en el continente y en el contenido y las parciales se aplican a las habitaciones o a determinados objetos.
Es conveniente hacer limpiezas profundas, al entrar en una casa nueva y después de hacer obras, o cuando por los sucesos acontecidos en la casa se crea conveniente.
Las limpiezas de mantenimiento de toda la casa o de partes de ella o de objetos y muebles se pueden realizar cuando se introduzcan objetos nuevos o cuando se crea conveniente, pero se recomienda hacer al menos una limpieza de mantenimiento al año e idealmente una al comienzo de cada estación.
continua parte 2
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Con cariño Estela Maldonado
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